Quantcast
Channel: Comentarios en: La vara del Profeta es alargada
Viewing all articles
Browse latest Browse all 8

Por: Primo N.

$
0
0

Algunas matizaciones:

En Europa tendemos a considerar el islam como algo monolítico y no lo es. También dentro del islam, al igual que dentro de la iglesia católica, hay un amplio espectro de escuelas de pensamiento y sectas que van desde el misticismo pacifista sufí hasta los extremismos wahabbíes, salafistas y deobandíes, pasando por los coranistas, a los que la mayoría conservadora ve con sospecha por negar la autoridad de los hadices (dichos que se atribuyen a Mahoma), que en el sistema legal islámico tienen a menudo mucho más peso que el propio Corán. Estas corrientes conviven, polemizan, pugnan entre sí y propugnan una mayor o menor tolerancia. ¿Por qué en Europa apenas vemos la cara amable del Islam? Porque ninguna de esas corrientes tiene detrás la potencia financiera de Arabia Saudí o la tan de moda Qatar, que promocionan las versiones más radicales del Islam (wahhabismo) a través de las mezquitas y madrasas que financian a lo largo y ancho del mundo, incluso en Madrid.

El problema es que, como casi siempre, los extremistas de toda laya hacen más ruido y quedan estupendamente en las fotos con sus largas barbas, los callos en sus frentes, sus ojos inyectados en sangre mientras asaltan una embajada y queman una bandera, preferiblemente americana (a las que se podrían contraponer las fotos de los miles de activistas de la sociedad civil que en el mundo árabe arriesgan sus vidas y pelean a brazo partido con estructuras autoritarias para conseguir igualdad, respeto a los derechos humanos, libertad, y democracia, pero como me dijo la Schwester Michi, una adorable monja austríaca, lo bueno no hace ruido). Los extremistas son una minoría. En Cairo, donde resido, los manifestantes eran apenas 200, muchos de ellos jóvenes desocupados en busca de adrenalina jugando al ratón y al gato con la policía. Pocos o ninguno habían visto el famoso video, que es de una cutrez insultante. El partido salafista Noor movilizó a sus miembros no por indignación, sino porque está librando un pulso con el actual gobierno y quiere forzarle a adoptar una agenda extremista.

Lo describes muy bien, Gonzalo: el que no llora, no mama. En mi opinión, ese siempre el propósito de los extremistas de cualquier signo: hacer que los debates giren en torno a los extremos. Unos racistas en Estados Unidos hacen un video patético con la intención de denigrar la figura de Mahoma y otros racistas responden de una forma aún más patética asaltando embajadas y matando a gente. Atrapados en una pinza, nos quieren forzar a tomar posiciones. Con o contra nosotros cuando en realidad es ni con unos ni con otros, sino contra todos ellos. Desde los extremos quieren hacernos creer en un inevitable choque de civilizaciones y en la imposibilidad de una convivencia pacífica entre Islam y Occidente. Las sociedades árabes están en transición, aprendiendo lentamente lo que significa la democracia, pero eso requiere tiempo. Décadas de sátrapas autoritarios (apoyados por nuestros gobiernos en aras de la seguridad, palabra que todo lo justificaba y que hoy ha sido sustituida por equilibrio presupuestario) dejan huella y en España deberíamos saberlo bien. Los reflejos autoritarios surgen inevitablemente porque es lo que han mamado, lo único que han visto y conocen.

Por otro lado, entiendo tu indignación con la pusilánime respuesta de Europa y los Estados Unidos a este incidente. Nos aterroriza ser considerados intolerantes. La corrección política nos castra y es una forma velada de censura, ya que impide la discusión abierta de ciertos temas. La ultraderecha se ha dado cuenta de esto y está usando la incorrección política como bandera de enganche (la imagen del rebelde que tan bien vende). Estoy de acuerdo contigo en que hay principios que son innegociables (en especial la libertad de expresión) y duele ver como nuestros gobiernos se bajan los pantalones día sí y día también para no molestar en lugar de defender la libertad de expresión y el derecho a ofender a capa y espada. La libertad de expresión no debe tener límites (salvo cuando promueva abiertamente la violencia contra alguien) porque es en los argumentos donde se gana o se pierde. Sin embargo, parece que a día de hoy sentirse agraviado por cualquier motivo y expresar ese sentimiento de agravio a voz en grito sirve para ganar derechos extra y para silenciar críticas. Esto nos obliga a caminar con pies de plomo para no agraviar, a disculparnos cuando ofendemos, y a culpar a la víctima de provocar al agresor, cuando lo que deberíamos hacer es recurrir a otro refrán no menos castellano: el que se pica, ajos come. En otras palabras, decir a los agraviados que si se sienten ofendidos es únicamente problema suyo, que, por grave que sea la ofensa infligida, nada justifica asaltar embajadas y asesinar a personas a sangre fría.

Me he alargado demasiado y pido disculpas por ello. Es un tema de verdad fascinante que me toca de cerca y quería compartir estos puntos de vista con todos vosotros.

Un abrazo.

N.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 8

Latest Images

Trending Articles





Latest Images